Cambios de aspecto: la catedral de Palencia (I)

Más allá de las “reparaciones” que suponen la mayoría de los proyectos de restauración actuales (se llamen propiamente de restauración, o de rehabilitación, consolidación, limpieza, o de otra forma), la decisión más problemática suele ser la de introducir cambios, siquiera leves, en el aspecto que un monumento presenta (o lleva presentando cierto tiempo, porque raro es el siglo que no ha introducido transformaciones en casi cualquier arquitectura histórica). Decisión problemática tanto para el arquitecto como para la institución o administración responsable de la titularidad del predio o de poner el dinero; bueno, posiblemente sean estas menos prejuiciosas, o más irresponsables, a la hora de sopesar un asunto tan delicado (a veces; también sucede lo contrario). Y si el protagonista en cuestión  tiene un lugar relevante en el catálogo monumental de la ciudad, o es objeto de frecuentes miradas de transeúntes y visitantes, o es, simplemente, un hito histórico singular aun pasando desapercibido, la decisión es todavía más meditada.

Foto antigua del claustro de la catedral de Palencia

Vista parcial del claustro, naves, crucero y torre de la catedral de Palencia en un foto de Laurent (1)

Una catedral gótica puede parecer un monumento lo suficientemente notable para que cualquier proyecto de restauración (o plan director, si se diera algo más publicidad a estas cosas) que proponga cambiar el aspecto de algunos de sus elementos (damos por hecho que hoy nunca se planteará una modificación global) tenga cierta repercusión entre la opinión popular y cierto debate entre los entendidos y profesionales. Pero a la pobre y discreta catedral de Palencia, hermosa precisamente en sus numerosas desviaciones de los cánones estilísticos y con un grandioso y espléndido interior, por no pasarle no le pasa ni el ser objeto de un efímero debate público a causa de las obras que se ejecutan en ella desde hace años. Una verdadera pena, porque se podría haber aprovechado la oportunidad para potenciar una labor de difusión de la que este edificio está muy necesitado. Aunque puede que todavía estén a tiempo, si se replantean un poco algunos aspectos, pero de eso hablaré en otra ocasión.

Vista antigua del interior del claustro de la catedral de Palencia

Aspecto interior del claustro en una imagen antigua (2)

Son dos los cambios que juzgo de especial relevancia en el aspecto de la catedral, en dos elementos tan singulares como el claustro y la fachada oeste, llamada a ser en su momento la principal aunque casi haya quedado como una medianera. Me fijaré hoy en el primero, proyectado por Juan Gil de Hontañón a principios del siglo XVI; un claustro de un solo piso, pero bastante alto, con cinco tramos por crujía más los rincones. Cada crujía se cubre con un diseño diferente de bóveda de crucería, como sucedía con cierta frecuencia. Los vanos que dan al patio son de arco apuntado, amplios y elevados, y de la labor de tracería que posiblemente tuvieron no se sabe nada porque fueron cerrados a finales del siglo XVIII, como refuerzo ante las deformaciones producidas por la elevación de un piso adicional sobre una de las crujías (que hoy ya tampoco existe). El cierre únicamente era permeable por unos óculos altos y unas ventanas rectangulares bajas, además de las necesarias puertas. Las imágenes dan cuenta del sobrio y grave aspecto externo resultante de la operación y del ambiente que creaba en el interior.

Vista actual de un arco del claustro

Aspecto actual de uno de los vanos del claustro, con la carpintería colocada unos años después de su apertura.

El plan director de la catedral se planteó como una de sus premisas reabrir las arquerías y recuperar el carácter diáfano y luminoso del claustro, y la obra tuvo lugar a finales del pasado siglo. Pocos años después, ante la imposibilidad de conocer el diseño de los elementos que formaron parte del vano (si existieron) y supongo que también por razones funcionales, se colocó una carpintería en la que destacan unos elementos lineales de aires goticistas que ocultan los soportes principales de los cristales. Ignoro por qué se optó por algo así y no se dejaron los huecos libres (sin “neocosas”), como está, por ejemplo, el claustro de la catedral de León.

Exterior de los vanos del claustro

Imagen que muestran en la actualidad los arcos del claustro.

El resultado es un espacio desbordante de luz, que ofrece a la vista un cambio drástico del lugar después de más de dos siglos. Sin embargo, creo que esta alteración no ha sido convenientemente aprovechada (aunque ahora la visita a la catedral incluya recorrer el claustro) y de hecho es posible que muchos palentinos no sepan todavía cómo ha variado el aspecto de este elemento de su catedral. Pero la actuación revitalizadora también tiene su crítica.

Interior de una de las crujías del claustro

Interior de una de las crujías del claustro, cuya luz ha de ser tamizada con una cortina por delante de los ventanales.

Aparte del valor (o no) histórico del propio cierre de las arquerías (que fue una obra bien ejecutada y con intenciones arquitectónicas más allá de lo funcional, como así aprecian los propios redactores del plan director), nos encontramos con que un espacio con cierto carácter, que albergaba usos expositivos, en semipenumbra, cuyo oscurecimiento no era difícil de lograr y cuya temperatura se mantenía en márgenes de oscilación aceptables, es ahora un torrente de luz y un verdadero horno cuando el sol se cuela por los cristales. Y las sencillas cortinas que han puesto, aparte de ser una solución bastante triste, apenas sirven para evitar un soleamiento directo. Aunque la introducción de las carpinterías tuvo como fin la adecuación del lugar para la continuidad de su ocupación por parte de las piezas del museo catedralicio, en la actualidad no sucede así; las pinturas y esculturas se han relegado a otras dependencias y sólo algunos elementos pétreos pueden ser mostrados en tales condiciones. Parece evidente que el claustro, si quiere ser tal, debe dejar de ser definitivamente espacio de exposición permanente. Ello tiene también sus ventajas, como su incorporación a la visita ordinaria a la catedral, la posible salida al patio y las perspectivas de las naves y la torre. En una próxima entrada hablaré del segundo y más reciente de los cambios de aspecto en la seo palentina.

Fuentes de las fotografías:

1. http://bibliotecadigital.jcyl.es/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=10002750

2. http://www.todocoleccion.net/n-7668-palencia-catedral-claustro~x24747088

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