Cambios de aspecto: el castillo de Matrera

O más bien las ruinas del castillo; y no es solo una torre, hay también una muralla exterior con cubos, aunque todo es más visible desde el aire que desde el suelo. Hace unos meses se habló bastante de este monumento, y el motivo es bien conocido por cualquiera que vea de vez en cuendo los informativos de la tele (o internet). Una restauración calificada de “polémica“, “masacre“, “chapuza“, “desastre“… incluso desde Gran Bretaña (y más países, sólo hay que tomarse unos minutos en buscar). Pero que recibe premios. Es lo que tiene un cambio de aspecto tan fuerte: comentarios y críticas por doquier (muchos más si se le da tanto bombo en los medios) y también, a veces, reconocimiento de buena práctica.

El autor ha sido el arquitecto Carlos Quevedo Rojas, que explica un poco la idea del proyecto en su web (bastante justificadamente según mi opinión, aunque muy apegado a las convenciones al uso) y se defiende de las críticas, también razonadamente, diciendo que no es la primera vez que se siguen criterios similares, y que se ha evitado un “falso histórico” y se han empleado los materiales de que está hecho el original. Además, desde la administración autonómica se aprobó y controló la obra, y esto no es cuestión baladí: muchas veces se oye decir “¿cómo no le han prohibido hacer eso?” cuando en realidad la administración promotora ha revisado a conciencia y dado su visto bueno. Si hubiera culpables, estarían en un lado y en otro; y también en el de los dirigentes políticos, que no solo de funcionarios son las responsabilidades de la cosa pública.

Vaya por delante que yo no lo habría hecho así, incluso siendo consciente de que me salto buena parte de esos principios teóricos que nos enseñan en las escuelas o que aprendemos leyendo libros. Pero lo que se ha ejecutado cumple con buena parte de ellos (no con todos, porque es casi imposible): diferenciar claramente lo antiguo de lo nuevo -esto a rajatabla-, intervención mínima -en el fondo sólo se ha consolidado una ruina, no se ha reconstruido-, deseo de recuperar la historia del monumento evidenciando su volumen y su acabado originales y sus momentos constructivos -por eso las formas rectas, el enfoscado continuo y la línea de ruptura en la parte superior, por encima de las almenas-. Podrá acusársele al arquitecto de otras cosas, pero no de arbitrariedad ni de falta de reflexión.

De lo que sí puede acusarse a algunos medios o personas es de transmitir información sin el debido contraste y sin saber lo que muestran. Porque la imagen que se ha hecho pública con profusión del “antes y después” de este castillo necesita explicación. Pongo como ejemplos este, este y este, pero seguro que hay más. En todos ellos, en el “antes” hay una torre prismática con cuatro paredes (o la foto está tomada desde donde parece que hay cuatro), y en el “después” resulta que está la obra terminada… con pared y media. Y eso no es porque se lo hayan cargado: en realidad el torreón estuvo a punto de desaparecer por completo poco antes del trabajo; en cualquier otro sitio lo hubieran abandonado a su suerte, diciendo que solo quedaban cuatro piedras. He logrado encontrar estas imágenes del verdadero “antes”, para comprobar su lastimoso estado. En resumen, solo han salvado unas pocas ruinas de venirse abajo totalmente; casi ni llega a la categoría de restauración (dicho sea sin intención peyorativa).

Es ciertamente extraño que el propietario de las ruinas se haya gastado el dinero en una simple consolidación (sin rendimiento económico previsible, al menos inmediato). Hay casos en que se han hecho reconstrucciones de castillos casi completas para convertirlos en hoteles y no han puesto el grito en el cielo (quizás porque utilizan piedras y almenitas que “parecen” de verdad). Aquí no lo han hecho así, aquí han intentado hacer una restauración seria, a lo mejor demasiado seria, y difícil de comunicar. Entrando en detalles, las aristas tan fuertes, las líneas tan rectas o el acabado tan liso podrían ser objeto de discusión (de discusión más allá de la simple opinión personal). Como digo, yo lo habría hecho de otra manera (me enfrento a algún problema común en la muralla de Palenzuela y opté por soluciones distintas). Se trata de eso, de optar, pero optar después de pensar reposadamente, y de aprender durante años.

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