Un museo: el comienzo

La motivación fundamental que me ha llevado a comenzar este blog (no la única) es la de ir compilando todo lo que voy haciendo para afrontar mi primer proyecto de restauración serio (otro día hablaré de algunos frustrados, alterados o poco serios). Para que después, releyendo, me acuerde de los pasos que he ido dando, por si tengo que aprender de los errores (seguramente) o por si tengo que recopilar la información para una ponencia en un congreso o una clase magistral (bastante menos probable). Y también, por qué no, para ser consciente del esfuerzo que supone todo ello. Así que voy a empezar.

Se trata de un museo. Concreto un poco más; se trata de acondicionar un espacio para instalar una pequeña sala de exposición, en la que colocar cosas más o menos antiguas (decir obras de arte es exagerado) que alguien pueda tener interés en ver. El lugar es Palenzuela, pueblo de la provincia de Palencia, que ya he mentado antes, y al que me unen lazos familiares que el tiempo y la imaginación han llegado a convertir en un vínculo casi trascendental (por motivos que no vienen al caso). La idea surgió de la alcaldesa, hace algún tiempo, pero empezó a concretarse en verano de 2009. El 24 de agosto visitamos el lugar algunos miembros de una empresa museográfica, un historiador y escritor (todo ellos relacionados con otro museo), y un servidor; saqué algunas fotos. Yo volví otra vez el 28, y saqué más fotos. Aquí pongo una.

Interior de la Torre del Reloj de PalenzuelaLa imgen no ayuda mucho a identificar el sitio. Es el interior la torre del reloj del ayuntamiento (que es propiedad del ayuntamiento; parece obvio, pero es mejor asegurarse; y aunque no he visto escrituras ni papel alguno, parece que se da por hecho y no hay problemas). Pero tiene la singularidad de que se trata de la puerta fortificada de la villa, que se ha conservado casi íntegra, enmascarada al exterior por otras construcciones adosadas y por el propio reloj con su campana en lo más alto, y al interior por varios pisos y escaleras de madera. Es decir, me encuentro con un edificio especial, histórico, que hay que restaurar, para instalar un museo. Todavía hoy, el ayuntamiento no tiene mucha idea de lo que se puede mostrar; de eso me estoy encargando yo, y es mucho más laborioso de lo que preveía.

Bien. Tenemos una idea: montar el museo del pueblo. Tenemos un edificio digno para albergarlo: la torre del reloj, la puerta de la muralla. Pero no tenemos dinero. La alcaldesa se pregunta si sería posible pedirlo al 1% cultural. Así que lo primero de lo que me encargué fue de averiguar exactamente qué es el 1% cultural (que a todos nos suena) y en qué condiciones se puede solicitar fondos para la restauración. Pero lo contaré en otra ocasión.

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