ADRI es un acrónimo para decir más rápidamente “Asociación para el Desarrollo Rural Integral”. No hay más que poner esas cuatro letras en un buscador de internet, y aparecerán algunos enlaces a las asociaciones que tengan web. Porque hay que aclarar que estas entidades no existen en todas partes, y seguramente habrá alguna que ni siquiera tenga visibilidad virtual. Así pues, todo lo que voy a explicar aquí sólo sirve para municipios que pertenezcan a una asociación de estas. En el caso de Palenzuela, cumplimos con el requisito: la ADRI llamada Cerrato Palentino.
Estas asociaciones gestionan fondos europeos (LEADER, PRODER … no sé, hay muchos, y de diversos nombres). Se supone que estos dineros sirven para ayudar a cualquier tipo de proyecto de desarrollo dentro de la comarca, sea de promoción pública o privada. No sé si todas las ADRI funcionan de la misma manera; en el caso de la nuestra, creo que clasifican los proyectos subvencionables en dos tipos: productivos y no productivos. Un museo se considera no productivo, por lo visto, aunque en el documento que hay que rellenar para la solicitud se pide especificar la cantidad de puestos de trabajo que va a generar el proyecto. Pero no hay mucho problema para poner cualquier cosa; no parecen ser demasiado rigurosos en las justificaciones; lo único, según algún testimonio que me ha llegado, es que son muy aficionados a la burocracia y a la completa exactitud de cada palabra.
Otro problema, muy importante, es que las subvenciones de las ADRI (supongo que serán las de todas) son incompatibles con cualquier otra subvención pública. Eso ya lo sabíamos cuando decidimos pedirles dinero. Y como todavía no teníamos respuesta del 1% cultural (no he contado la historia del dosier que les envié, pero lo haré pronto), a finales de agosto de este año 2010 redacté un pequeño informe de tres folios, una de esas llamadas memorias valoradas, titulada “Acondicionamiento y Musealización de la Torre del Reloj”. ¡Error! El mismo nombre que puse en el dosier que mandé a los del 1% cultural, caí en ello demasiado tarde. Ahora la ADRI, el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Fomento tienen abierto un expediente con el mismo nombre. Si en un futuro cercano volvemos a intentarlo con el Estado, habrá que cambiar el nombre.
En el mes de septiembre llegaron los dos informes: el del 1% cultural y el de la ADRI. El estatal, tal y como preveíamos, era negativo, pero con expectativas. El de ADRI fue positivo: se nos concede un 85% de lo solicitado (sin el IVA) a condición de que se presente el correspondiente proyecto. En el informe había puesto 40.000 euros en total (me dijeron que puesiera eso; no sé quién lo decidió). Así pues tenemos 28.813,56 € por la cara, y el resto ha de ponerlo el ayuntamiento. Muy lejos de los 180.000 que había presupuestado para el dosier del 1% cultural.
Como es habitual, hice el proyecto a la carrera, en tres semanas, y no quedé muy satisfecho con el resultado; me ha faltado concretar en muchas cosas; lo que entregué, salvo por los planos, es casi un documento administrativo; y resulta que luego era suficiente con entregar en plazo ciertos papeles, y el proyecto podía demorarse. Bueno, con ese presupuesto, la verdad es que mi proyecto de “restauración” se ha quedado en apenas un lavado de cara del interior del edificio, unas ventanas nuevas, unas luces nuevas, y la museografía. Pero todo eso también tiene su complejidad: me estoy dando cuenta, por ejemplo, de que no tengo ni idea de iluminación museística.
El proyecto ya está entregado (por cierto, sin exigirme visado), aprobado, y creo que en estos días ya se ha dado el visto bueno para comenzar las obras, pero… el otro problema de las ADRI: dan el dinero después de justificar el gasto; el ayuntamiento tiene que adelantarlo. Y tal y como están las cosas ahora, de momento, no empezamos. Mejor, porque así tengo tiempo para realizar un plan museológico en condiciones, aprender sobre iluminación y mirar empresas de montajes museográficos. Ya lo estoy haciendo. Pero de ello hablaré en otro momento.