Terminado y funcionando (III)

Dejamos el otro día los tubos negros al descubierto, y fue una agradable sorpresa verlos (o no verlos) cubiertos ya por la plancha de piedra. Se reutilizaron muchas de las levantadas previamente, y sólo hubo que añadir unas pocas, exactamente del mismo tipo, tamaño y acabado, que se venden en un pueblo de al lado (Villodrigo); es piedra caliza natural, muy blanca cuando se corta a sierra, pero abujardada ofrece un acabado y una sensación visual más agradable. La verdad es que me dio alegría ver el resultado, porque temía que se notase demasiado el borde nuevo, y las cajas empotradas para los enchufes, de color gris, quedaron bastante bien integradas. La pena es que son de plástico, y el tiempo ha demostrado que también algo frágiles en sus partes más menudas. Sin contar el hecho de que se llenan de tierra e incluso telarañas (es difícil imaginar cómo pueden vivir ahí dentro los bichos). Pero la electricidad y cualquier otro cable tenían que ir por el suelo, no había otra opción. Sé que hay soluciones de superficie que asumen y potencian la diferencia, como láminas perforadas de acero inoxidable, por ejemplo, que hacen las veces de zócalo “moderno” ocultacables en edificios históricos en los que no se pueden tocar paredes ni suelos. Pero prefiero esconderlo casi del todo.

Pormenor del suelo ya con la zanja cubierta.

Así quedó el suelo con la piedra repuesta y las cajas empotradas.

Se utilizó cemento para poner las losas, y también para todo lo demás. Desde siempre nos dicen que con piedra (en edificios antiguos en general) hay que usar cal para hacer el mortero. Y yo siempre lo propongo. Pero no consigo encontrar ningún albañil que dé saltos de contento cuando se lo digo. Siempre me ponen las excusas de que es más cara y más difícil de trabajar, lo que no deja de ser cierto. Y me ponen delante un saco de estos cementos modernos de “color hueso” que son impermeables pero transpirables, y raspando con un cepillo de púas cuando se seca, queda igualito que la cal. Para los monocapas de toda la vida, pero se supone que mejores y para siempre jamás. No sé. El caso es que, una vez más, me acabó dando igual, porque tampoco se trataba de hacer un aparejo nuevo ni nada importante. Aparte de las piedras en el suelo, sólo se necesitó mortero para tapar una antigua ventana, pequeños remates y rejuntar un poco algunos rincones del edificio; y más que por imposiciones de la pared, por ocultar otros rejuntados antiguos de cemento gris (que o se tapan con algo por encima, o picas y picas sin descanso con el riesgo de llevarte por delante medio muro); lo malo es que se ve demasiado el contraste de color.

Saco de cemento utilizado.

Este es el cemento empleado en los rejuntados.

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